Lápices "color carne" para fomentar la tolerancia y el respeto en las aulas de clase
Incluso hoy en día las personas siguen llamando al color rosado el "color piel" y esto nos demuestra lo racista que puede ser nuestra manera de hablar sin que nos demos cuenta... ¿Pues en que momento se determino que ese era el color carne y no otro?
Ahora gracias a esta bonita iniciativa de cajitas con lapices de colores que vienen con 8 tonos de piel y que enseña a los mas pequeños a tolerar y y ver por igual la diversidad de colores, culturas y características de cada ser humano.
Una iniciativa que surge de Ubuntuland, una marca que busca dar visibilidad en las aulas a la diversidad racial y étnica que conforma nuestra sociedad. Una diversidad que, aunque es una realidad, todavía se ve muy poco reflejada en los medios de comunicación, libros, cine o incluso, el material escolar.
El proyecto "Pintemos los colores de la piel" nació en 2016 gracias a una campaña de crowdfunding en la que participaron casi 700 promotores. Ahora se pueden conseguir en la tienda online de Ubuntuland a partir de 10€, y han ampliado su catálogo con cartulinas de color carne para proyectos de manualidades.
Fuente y créditos
Ahora gracias a esta bonita iniciativa de cajitas con lapices de colores que vienen con 8 tonos de piel y que enseña a los mas pequeños a tolerar y y ver por igual la diversidad de colores, culturas y características de cada ser humano.
Una iniciativa que surge de Ubuntuland, una marca que busca dar visibilidad en las aulas a la diversidad racial y étnica que conforma nuestra sociedad. Una diversidad que, aunque es una realidad, todavía se ve muy poco reflejada en los medios de comunicación, libros, cine o incluso, el material escolar.
El proyecto "Pintemos los colores de la piel" nació en 2016 gracias a una campaña de crowdfunding en la que participaron casi 700 promotores. Ahora se pueden conseguir en la tienda online de Ubuntuland a partir de 10€, y han ampliado su catálogo con cartulinas de color carne para proyectos de manualidades.
Fuente y créditos